jueves, octubre 07, 2010

después de tanta búsqueda...


Lo busqué por acá y por allá y al fin apareció. No en la feria del libro. En un perdido estante en el quiosco de Tres Cruces.

Curioso como pasan las cosas.

7 comentarios:

z dijo...

Yo lo encontré en un estante de un Devoto. Hace tiempo ya, claro. Ahora no venden libros en el Devoto. No sabía quién era Abelardo, pero lo ojié y me gustó.

sokon m dijo...

Dicen que uno no puede deshacerse del libro de San Cipriano una vez que lo consigue. Lo puede tirar, esconder, quemar, pero siempre aparece de nuevo. Posiblemente ese sea su único poder mágico.

Crónica de un iniciado podría estar emparentado. A mi me pasó igual que a Z. Una pena que ya no vendan libros en el Devoto. Me lo compré de rebote porque me gustó la ilustración de la tapa y el título.

Lo leí en varios sitios, en un MacDonalds, en sala de espera de curso de parto, en la cama. No me gustó que el protagonista se acostara con esa mujer casada mientras cortejaba a una muchacha a quien presuntamente quería bien. Eso es de poco hombre. Si no fuera por ese detalle, sería una novela monumental. El episodio de las cajas de música del jujeño Abelardo lo robó de Bruno S, la peli de Herzog.

Bauticé una expansión de un servidor Jujuy en honor a ese malogrado poeta.

Mariluz GH dijo...

No conocía... parece interesante la sinopsis, pero si es tan amable de confirmarme que -no solo- es un libro 'de amores' puedo descargarlo y leerlo. ¿Me avisará, porfa?...'asias

abrazo(s)

Rodia dijo...

No, Mariluz. Es espantoso, horrible, uno de los peores libros que recuerdo haber leído (me arrastré hasta el final, solamente porque me lo había recomendado mi amigo z). Te lo juro.

Agarrá para la ciudad y los perros, antes de que suba. En serio.

Mariluz GH dijo...

Mil gracias Rodia... creo que pasaré de él :)

La Ciudad y los perros lo leí hace más de 30 años, genial por aquel entonces. Tal vez debería volver desempolvarlo y releerlo :)

abrazo

z dijo...

Es una lástima, mariluz. A mí me parece un libro inolvidable.

Robertö dijo...

Lo tuve en la mano, lo miré con interés, estaba haciendo tiempo no hace muchos días. En ese mismo kiosko. El vendedor me preguntó si necesitaba algo y le dije que solo miraba. A veces los vendedores interrumpen la venta.