miércoles, septiembre 17, 2008

Maldita Costumbre VII

Dan un programa en el doce, creo que los domingos, donde un cretino devela los misterios de algunos trucos de magia.

Lamentable.

Por qué? Unos creerán, otros no. Pero, con qué necesidad hace eso? Y si hay un mago que hace magia y desaparece a una chica ya no vamos a creer, porque estamos contaminados por este programa infame, que además me parece una traición al gremio.

Seguro fueron los payasos o los trapecistas -envidiosos- de ver cómo todos quedan maravillados con los magos.

Dolina escribió algo que no tiene nada que ver con lo que acabo de escribir, pero de todas formas me gustaría dejar anotado acá.

Magia

El Mago Rizzuto no conocía ningún truco. Su número era bien sencillo: golpeaba su galera con una varita azul, y luego esperaba que apareciera una paloma.
Naturalmente, la total ausencia de dobles fondos, de mangas hospitalarias y de juegos de manos conducía siempre al mismo resultado desalentador. La paloma no aparecía.
Rizzuto solía presentarse en teatros humildes y en festivales de barrio, de donde casi siempre lo echaban a patadas.
La verdad es que el hombre creía en la magia, en la verdadera magia. Y en cada actuación, en cada golpe con su varita azul estaba la fervorosa esperaza de un milagro. Él no se contentaba con las técnicas del engaño. Quería que su paloma apareciera redondamente.
Durante largo tiempo lo acompañaron la desilusión y los silbidos. Otro cualquiera hubiera abandonado la lucha. Pero Rizzuto confiaba. Una noche se presentó en le club Fénix. Otros magos lo habían precedido. Cuando le llegó el turno, dio su clásico golpe con la varita azul. Y desde el fondo de la galera salió una paloma, una paloma blanca que voló hacia una ventana y se perdió en la noche.
Apenas si lo aplaudieron. Las muchedumbres prefieren un arte hecho de trampas aparatosas a los milagros puros. Rizzuto no volvió a los escenarios. Tal vez siga haciendo aparecer palomas en forma particular.
(de: El Libro del Fantasma)