La abuela Lidia me decía “no seas macaca” cada vez que no quería tomar la minestra.
Nació en Calabria. Y por suerte nació primera. Su hermana melliza se llamó Secundina por ese hecho fortuito. Quiso el destino que años después se casara con un italiano llamado Primitivo.
Mi abuela se casó con Manuel. Que fue Manuel poco tempo, porque después pasó a ser Don Manolo.
Manolo nació en Uruguay, pero sus padres, Domingo y Lola, se vinieron desde Vigo.
Lidia y Manolo tuvieron tres hijas y un hijo. Este hijo tuvo una hija, que vengo a ser yo.
Y yo era la séptima nieta, pero eso no importaba, no estaba aburrida de ser abuela, todo lo contrario.
Por 1984 ya se había completado la oncena y decidió tejerle a cada nieto una manta. En eso estaba cuando tomaron la foto. Yo, de blancas medias sentada a sus pies, jugaba que tejía.
Yo le pedía que me enseñara pero se murió antes que pudiera hacerlo, el diez de abril del 86 . Igual aprendí, me enseñó mi tía.
Lo que sí aprendí de la abuela fue a tejer por cariño: cada gorro o bufanda que tejí para alguien, fue con esa impronta. (aparte, creo que abrigan más)
Nació en Calabria. Y por suerte nació primera. Su hermana melliza se llamó Secundina por ese hecho fortuito. Quiso el destino que años después se casara con un italiano llamado Primitivo.
Mi abuela se casó con Manuel. Que fue Manuel poco tempo, porque después pasó a ser Don Manolo.
Manolo nació en Uruguay, pero sus padres, Domingo y Lola, se vinieron desde Vigo.
Lidia y Manolo tuvieron tres hijas y un hijo. Este hijo tuvo una hija, que vengo a ser yo.
Y yo era la séptima nieta, pero eso no importaba, no estaba aburrida de ser abuela, todo lo contrario.
Por 1984 ya se había completado la oncena y decidió tejerle a cada nieto una manta. En eso estaba cuando tomaron la foto. Yo, de blancas medias sentada a sus pies, jugaba que tejía.
Yo le pedía que me enseñara pero se murió antes que pudiera hacerlo, el diez de abril del 86 . Igual aprendí, me enseñó mi tía.
Lo que sí aprendí de la abuela fue a tejer por cariño: cada gorro o bufanda que tejí para alguien, fue con esa impronta. (aparte, creo que abrigan más)
24 años después, las once mantas existen, como el recuerdo de la abuela Lidia.
14 comentarios:
Esta es la misma abuela que hacía vino dulce y me ponía a mi a pisar uvas.
A tejer aprendí, ahora voy por el mistela.
Impresionante.
Sí. De acuerdo.
gracias.
je, recién hoy me enteré de que tenes un nuevo blog.. je
saludos
Jota, ud siempre es bienvenido, no hay gran diferencia con el otro así que tampoco es eso de "uhhh un blog nuevo"
es sólo "otro blog"
Y qué bueno, ya tenemos J y Z... es un blog que se va alfabetizando.
una foto hermosa, circe, la miré por un rato, las medias suyas, los cuadrados tejidos, los cuadrados de hormigon con el pasto en el medio, la expresión concentrada de su abuela. Es la sombra de la parra, no? Y la luz, es la del tiempo.
gracias, astllr.
Es la parra, si.
Y a falta de máquina del tiempo, se logra un efecto similar aprovechando las tardes de otoño para tejer/leer/comer naranjas al sol.
la foto y todo muy cálido
pero las bufandas de lana son una rifa
una rifa? por?
porque muy rara vez no me han picado
decidir entre el frio y el picor no es para cualquiera
el picor se evita seleccionando una lana que no genere ese incómodo efecto colateral.
o por lo pronto, fíjese que la bufanda no se la envíe mi sobrina Medea -que está bastante loca- sobre todo si anda con un tal Jasón.
ud sabrá.
Circe, porqué sacó esa foto tan linda? Justo que le iba a hablar de Haití (la canción de Caetano y Gilberto Gil). Bueno, no faltará oportunidad.
Circe, ¿me parece a mí o me sacó un post que me tuvo todo el día pensando?
¡Haga el favor!
(Si no es así avise, y lo posteo en el otro blog;)
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