Mi amiga ya me conoce y no le pareció raro que en el medio del camino, en el medio de la nada le pidiera para bajar un poquito.
Amigos, háganlo alguna vez.
El cielo tan negro, todas las estrellas, las tenues nubes de la Vía Láctea. Y bajo el horizonte, otro cielo estrellado, el de los bichitos de luz.
Perdón, es tan hermoso y yo estropeándolo con palabras torpes.
Si pueden, cuando hagan ruta, paren en el medio de la nada, apaguen las luces del auto, no caminen, no hablen… vean, huelan y escuchen.
Después me cuentan.
